jueves, 1 de diciembre de 2011

[One-Shot] Hi Mr. Sexy Bodyguard

Hi Mr. Sexy Bodyguard

Él se encontraba con su postura enigmática; oculta con las pocas sombras que la oficina de enormes ventanales le podía otorgar. Su rostro inexpresivo y frio estaba puesto en el muro delante y pareciera que ni siquiera se tomaba un tiempo para poder pestañear y dejar descansar sus ojos.
Las manos en sus bolsillos no le quitaban la postura rígida que siempre mantenía.

-¿Me estas escuchando?

Concentrándose en el segundo hombre en la habitación; nada que ver con la impecable hombre apuesto al fondo de la habitación; su padre era de mucho, más mayor. Las canas eran visibles en su cabellera antes negra; contrario a la cabellera castaña larga que por más que el propietario quisiera apartar de su rostro no lograba hacerlo dejando que uno que otro mechón le golpeara.
Su padre tenia esos ojos azules oscuros llenos de cansancio y de poca expresión; él al contrario era poseedor de unos hermosos ojos azules intensos.
La piel del hombre mayor aun a pesar del cuidado que tenía; el paso del tiempo y la edad no le evitaba dejar visible una que otra arruga. Él en cambio tenia la piel rejuvenecedora; blanca apenas afectado por los rayos ultra violeta de la cuidad.

Su padre era un hombre de negocios, cansado por tantos años tras un escritorio con millones de familias y millones de tratos en sus hombros como para poder aun tener la vivace de años atrás tenía.
Él era el príncipe azul de fuertes y poderosos brazos capaz de atraparte; el guardaespaldas detrás de uno que elegirías sin protesta para que te cuidase, especialmente para mirarte con esos ojos y decirte que todo esta bien; pero en ese momento, para ella era solo su peor pesadilla volviéndose realidad.

-Si, te escuche- las manos cruzadas sobre su pecho no le permitieron ver la presión ejercida que le daba por la impotencia que sentía en ese momento- pero no lo acepto

-No es que lo aceptes- sentencio el mayor- lo tomaras quieras o no

-Un guardaespaldas papá, ¿en serio?- camino hasta el escritorio colocando con fuerza sus manos en la madera- ¡tengo 19 años! No 12

-Pero te comportas como una de 10- la mejillas se tornaron coloradas y una risa socarrona le llego. Más al alzar la vista hacia el hombre al fondo este mantenía su estática dudando si la risa hubiese sido de su imaginación o no.

-No lo hagas- el suplicio no estaba en sus planes más no tenia otra opción que esa

-Es mi ultima palabra; Seyer será tu nuevo guardaespaldas hasta que terminen las vacaciones y vayas a la universidad- un grito de impotencia salió de su garganta y sin más se aparto del escritorio para caminar hacia la salida.

La furia corría por sus venas. Su padre se había salido con la suya por primera vez en su vida. Interiormente sabía que había sido su culpa. Tener diez y nueve años no significaba que uno tenía una total libertad. Tampoco significaba que uno tenía el permiso de ir a festejar cada noche y tirar todo por el escusado menos sus propios recuerdos. Ni tampoco significa el hecho de poder desafiar el peligro de lo que significaba ser una heredera. Lo peor ser una heredera de una de las empresas de música mas grandes de la industria mundial. No; tener diez y nueve en su vida era ser presa aun de las garras de su familia y el estatus social. Y su padre se lo había recordado señalándose punto por punto en esa pequeña reunión de esa mañana.

Miro detrás de ella encontrándose con su nueva adquisición de accesorio que su padre le acababa de proporcionar. Seyer caminaba de una manera tranquila y despreocupada; algo bastante extraño para ser un guardaespaldas tan profesional; aunque ella ya estaba acostumbrada a esa manera de ausencia que tenía el hombre.

Seyer no era un nuevo empleado en su familia, había sido el guardaespaldas de su padre por mas de dos años y había sido el más efectivo que había tenido a su lado. Siempre protegiéndolo y siempre sabiendo que hacer en el momento. Como hace apenas 6 meses cuando el casi secuestro que le hicieron a su progenitor. Era por eso que su mayor extrañeza en el momento era que su padre en verdad quisiera despojarse de tan buen trabajador para colocárselo a una adolescente que estaba a la mar de viva en esas épocas del año.
Dudaba que alguien como ella tuviera que necesitar tanta protección.

-No te retrases- le dijo con enojo desquitándose con el castaño.

Pero el no le dijo nada si no que la siguió en silencio hasta la salida del edificio donde el botones le llamo el auto con el cual había llegado. Apresurándose en entrar al auto con la leve esperanza de tal vez poder hacer que el conductor se marchase antes de que Seyer entrara en vehículo. Su sorpresa fue grande al notar que a los pocos instantes en que había entrado el hombre se deslizaba por el asiento desde la otra puerta como si en todo el momento hubiera estado a su lado.

-¿Cómo hiciste eso?- exclamo aun sorprenda

-No se de lo que habla- dijo secamente el hombre y con una inclinación en su cabeza le dio la indicación al chofer para que se pusiera en marcha.

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Suspiro removiéndose en su asiento. Como en las ultimas semanas desde que Seyer se le fue otorgado sintió esa mirada intensa sobre de ella. Pero como las otras veces; alzaba la mirada y el hombre se encontraba mirando hacia otro lado –casi siempre a la nada-. Eso hacia que los nervios solo se quedaran más tiempo en su cuerpo y no ayudaba a cuando tenia que mantener contacto con el susodicho.

Estaba en casa y hasta en ese gran lugar considerado una zona segura el hombre no le dejaba apartarse mas de cinco metros a la redonda donde pudiera tener una clara vista de ella. Solo dentro de su habitación había podido conseguir la privacidad que necesitaba. Pero después del tercer día de encierro dentro del pequeño cuarto se rindió a salir y dejarse seguir por el hombre.

-¿”Eso” te sigue a todos lados?

-Que daría yo para que ese “bombón” estuviese cuidándome-las palabras totalmente innecesarias de sus amigas seguían dentro de su cabeza.

Hace apenas una semana que se había reunido con ellas en una pequeña cafetería donde se solían reunir. Todas se sorprendieron cuando entro al lugar con Seyer detrás de ella; y mucho mas cuando este ni siquiera se sentó cerca de ellas si no a unas 4 mesas más alejado para darles la privacidad necesaria para que pudiesen discutir sus cosas de chicas pero sin dejarlos fuera de su radar para poder cuidarlas.

-No le veo lo bueno- se encogió de hombros restándole importancia a los comentarios de sus amigas

-No lo dices en serio ¿verdad?

-¡Solo hay que verlo para saber que esta buenísimo!

-Que buenísimo… ¡esta ardiente!

Cerró el libro y lo aventó a un lado del sillón donde se encontraba sentada, dándose por rendida al saber que no se iba a concentrar con los recuerdos de ese día en su cabeza. Miro de reojo de nuevo al sujeto culpable de sus inquietudes de la ultima semana.
Los comentarios de sus amigas sobre el físico de su guardaespaldas le llegaron de nuevo a su cabeza.

-Como me gustaría pasar mi mano por ese cabello- suspiros siguieron después de ese comentario

-¿Por su cabello? Yo lo quiero hacer por ese pecho… se ve que se ejercita- una mordida en su labio inferior y una chispa de lujuria paso por los ojos de la chica.

-Pero vean esos ojos, son tan… intensos – fue en ese momento que el chico de sus comentarios volteo a ver al grupo de hormonas en celo creando que muchos voltearan entre risas- me hace temblar las piernas.

-¿Vieron esos brazos?- exclamo la ultima del grupo- no me importaría que unos brazos así me rodearan todas las noches.

Observo a Seyer desde el pórtico donde estaba; el verano estaba en su máxima potencia y el chico había experimentado demasiado calor y había decidió salir al pórtico de la casa. Los ventanales de la sala le permitían ver tanto afuera como adentro para poder vigilarla.

La postura de tensión y profesionalidad que siempre portaba en ese momento se encontraba relajada; su cuerpo se encontraba recargado sobre la pared con una pierna flexionada. Las manos dentro de los bolsillos como siempre lo veía no importando la ocasión.
Llevaba como siempre un pantalón negro de vestir que apenas y se ceñía un poco en sus caderas gracias a que los bolsillos siempre estaban ocupados.

La camisa blanca iba fajada dentro de los pantalones y dejaba apenas los primeros botones desabrochados, las mangas eran largas pero no impedían que se notara el trabajo en los largos brazos del chico dando esa sensación de querer ser abrazados por esas extremidades, tal y como lo habían dicho sus amigas.

“No; no pienses en eso” se regaño mentalmente sacudiendo la cabeza para alejar esos pensamientos; se fijo de nuevo en Seyer para seguir su examen visual. La cara del chico era cuadrada; tenía una mandíbula fuerte dándole un toque mas serio y estricto. Los labios se veían finos algo que contrarrestaba con las facciones algo duras de su rostro. Por lo que noto una brisa paso en ese momento dejando que la cabellera castaña ahora algo dorada gracias al sol se moviesen de manera que le despeinara y como siempre dejase que el cabello cayera sobre su rostro. Una mueca de fastidio corrió por su cara mientras con un movimiento de cabeza se apartaba los mechones pero sin evitar que uno que otro se dejase caer de nuevo.

Pero tal vez lo que en verdad más impresionaba de ese apuesto castaño era su mirada. Era dura, como todo en el; a pesar de mostrar indiferencia ante todo lo que pasaba al mundo que no fuese su propio trabajo, siempre había una cierta intensidad en su mirar que no podía uno evitar que sus piernas se convirtieran en gelatinas.

Como en ese momento; no supo si el chico había sentido su inspección desde detrás del vidrio; pero volteo a verla y los ojos de ambos se encontraron y ella sintió que todo dentro de ella se movía en un sacudida brusca dejando los nervios colocarse en su sistema.
Aun así no pudo apartar la mirada de la de él; era como si la hubiese atrapado con una sola mirada y la tuviese raptada por toda la eternidad bajo su mando.
Noto como los ojos azules del chico bajaron recorriendo de un movimiento rápido su figura logrando sonrojarla y hacer que los nervios y esa sensación extraña en su estomago se intensificaran. Pero ese movimiento fue tan rápido como una mosca pasando por el lugar que hasta creyó que simplemente se lo había imaginado.

Sin poder evitarlo más tomo fuerzas y aparto su mirada de la de él y se levanto del sillón rápidamente; empezando a caminar hacia las escaleras; y como lo había visto venir escucho el ventanal abriéndose y los pasos de Seyer yendo detrás de ella.

-Iré a mi habitación; no es necesario que me sigas- ni siquiera había volteado a enfrentar su mirada de nuevo. Subió rápido los escalones y no escucho los pasos seguirle ni siquiera cuando cruzo el umbral de su puerta y la cerro detrás de ella.

Llevo su mano hacia su pecho mientras se sentaba en su cama y cerraba los ojos. Mala idea, la imagen de esa intensa mirada le llegó y sintió de nuevo como cada nervio de su cuerpo se despertaba de formas que nunca pensó que lo harían.

“Tranquilízate; solo es un guardaespaldas mas” quiso convencerse a si misma de esto mientras se recostaba en su cama pero su corazón y muy dentro de ella sabía que eso no iba a funcionar.

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Se vio por una ultima vez en el espejo de cuerpo completo que tenía examinando su vestuario de esa noche procurando que todo estuviera en su lugar.
Los leggins cafés enmarcaban sus largas piernas hasta la mitad de sus muslos donde el pequeño short de algodón con un tono de café mas oscuros que los mallones; y la camisa blanca holgada apenas dejaba resaltar su pecho gracias a la cinturoncillo negro que se coloco en su estrecha cintura. Los primeros botones estaban desabrochados dando una vista perfecta del inicio de sus pechos sin llegar a verse vulgar.

Su cabello estaba acomodado hacia un lado y pequeños bucles caían sobre sus hombros. El maquillaje era muy discreto dando la sensación de la ausencia de ello solo los labios remarcados con brillo labial y las pestañas rizadas relucían.

Satisfecha por su trabajo tomo la gabardina negra y la bolsa de mano de esa noche y se dirigió a la salida de su habitación encontrándose como siempre a Seyer. Lo observo desde el marco de la puerta encontrándose con el uniforme que el chico siempre portaba.

-¿No vas a ir asi verdad?- le pregunto frunciendo el ceño totalmente disgustada por la vestimenta. Lo único que recibió de parte de Seyer fue que arqueara su ceja y una mirada interrogante ante la negatividad en su ropa – A ver…- soltó aire como si lo que iba a decir a continuación era una lección muy importante y difícil de explicar- acepto que seas mi guardaespaldas; que tengas que seguirme, pero no voy a dejar que vayas así a la fiesta- con el dedo señalo de arriba abajo a Seyer- ¿no tienes algo más que no sea el uniforme?

Hubo un momento de silencio donde ambos se observaron fijamente; por un momento ella sintió que mejor lo dejaba ir así a la fiesta para no tener que fijar más su vista en esa mirada hipnotizante que tenía. Pero el chico fue más rápido que ella.

-Regreso- dio media vuelta y camino hacia su alcoba que se le fue asignado.

Nunca pensó en verdad que Seyer iba a aceptar cambiarse; por un momento la idea de que el chico iba a dejar pasar su comentario y simplemente iba a seguirla con la ropa que llevaba puesta por más que insistiera. Por eso cuando este aceptado así nada más a la buena la dejo fuera de lugar.
Bajo a esperarlo a la sala mientras se colocaba la gabardina; esa noche de verano no hacia frio como era acostumbrado en la cuidad; solo una suave brisa refrescante se sentía.

No pasaron siquiera cinco minutos cuando los pasos de alguien bajando las escaleras se escucharon en al estancia. Volteo a ver que se había puesto el chico para darle su calificación; pero simplemente fue innecesario. Seyer estaba…perfecto.

El pantalón de vestir negro fue sustituido ahora por unos jeans del mismo color pero dejándole ver más casual; aunque estos no eran holgados por completos no llegaban a ceñirse a su cuerpo dejando mucho a la imaginación en la parte baja. Una camisa de color verde militar con pequeños adornos en color negro para no resaltar; estaba desfajado dejando que la camisa le llegara hasta las caderas. Lo peor el color hacía resaltar los ojos azules que brillaban de una manera especial esa noche. Y como toque final; el pecho casi siempre oculto bajo la camisa bien abrochada o un saco formal ahora estaba un poco más al intemperie. Se había dejado los tres primeros botones y el inicio de sus pectorales resaltaban; su cabello estaba igual que antes, apenas despeinado queriendo evitar que se le viniera al rostro; un caso imposible.

-¿Ya?- pregunto el en un tono aburrido mientras se detenía frente de ella.

No respondió, sentía que no había voz que pudiese salir de la garganta en ese momento, la imagen de Seyer aun tenía demasiado impacto en su sistema y en sus hormonas. Solo logro asentir y tuvo que hacer un gran esfuerzo para apartar su mirada del chico.

-Va… vámonos- carraspeo la garganta al sentirla ronca y tomando su bolsa de nuevo con pasos apresurados se dirigieron ambos a la salida.

En todo el camino hacia la casa del anfitrión de la noche fue en silencio; era costumbre de Seyer no entablar una conversación si no es que fuera necesario. De hecho ahora que repasaba; nunca había visto al castaño entablar una platica con alguien quien no fuera de su ambiente de trabajo. Ni siquiera con su padre.
Empezó a interrogarse mentalmente si el chico tendría amigos donde la lengua se le soltara demostrando que por lo menos su vocabulario era más extenso de lo que mostraba en el trabajo o es que así siempre era con sus seres queridos y con su novia.

Ahora que recordaba la verdad es que no sabía nada del chico; solo que era guardaespaldas de su padre desde hace más de 2 años; que había sido graduado con excelentes calificaciones, tenía un historial con los militares y era poseedor de tener apenas 29 años. Casi convirtiéndolo en un genio la verdad.
Pero todo eso se podría conseguir leyendo el curriculum.

-¿Tienes novia?- solo quedaban una calles para llegar a la casa y sorpresivamente solo la pregunta que para el chico quien le miro asombrado por la osadía de la pregunta.

-No- no supo bien el por que pero una ligera presión que no había notado antes en su pecho se fue. La idea de que Seyer estuviese fuera del mercado le había provocado una cierta molestia. ¿Cómo iba a cuidarlo bien si estaba enfocado en una novia? ¿o no? Por eso tenia la molestia.

No tardaron en llegar a la gran casa de playa; estaban casi a afueras de la cuidad donde pequeñas playas privadas conformaban una sociedad. El chico anfitrión de la casa era uno de sus pretendientes más viejos. Algo que aun no comprendía; el por que el chico seguía detrás de ella después de los siete rechazos que le había dado en los 4 años que se conocían.

El ruido de la música tecno se escucho desde que estaban a una cuadra de la casa; esperaba que los vecinos no fuesen a reclamar aunque lo dudaba esas casa eran ocupadas mayormente en fines de semana y si estaban ocupadas en las vacaciones eran más por chico adolescentes con fiesta diaria como el de aquella ocasión.

Salieron del auto y Seyer le dio unas indicaciones al chofer que la verdad no le interesaban ni alcanzo a escuchar, caminaron hacia la entrada topándose con varios chicos conocidos en el camino; por primera vez en una salida Seyer se mantuvo a una distancia corta de ella; casi siempre respetaba la privacidad que quería con sus amigos, pero suponiendo que ahora era un evento fiestero esa distancia era algo que no se podría pedir.

Fue claro que el ruido alto de la música dentro de la casa le molestaba al chico al ver que sus cejas de arqueaban en modo de fastidio. Sonrio al ver rara la situación de ver a una persona seria y poco social como lo era Seyer en uno de esos lugares para adolescentes donde el alcohol era la bebida principal en la poca vergüenza le seguía.
Una de sus amigas se acercó a ellos a saludar, aunque en cuanto vio a Seyer le lanzo una mirada coqueta al hombre; y en sus ojos estaban claras las intenciones de querer ligar importándole poco si este le llevaba por lo mínimo 6 años.

De nuevo esa molestia en el auto que sintió al suponer que su guardaespaldas tendría pareja se presento; aun no entendiendo el por que y en ese instante no queriendo saberlo tampoco. Lo único que quería era alejar a la zorra de su “amiga” lejos de Seyer. Y la única manera que lo iba a lograr sin parecer celosa –algo que afirmaba no sentía- era alejarse de ahí sabiendo que el chico lo seguiría. Tal y como pensó cuando se dirigió a otro lugar Seyer le siguió como fiel perro dejando a la rubia atrás sorprendida por el desplante hecho.

-Toma- coloco un vaso con un poco de cerveza en la mano de Seyer; este miro el contenido y sin más lo dejo a un lado- oh vamos; diviértete, estamos en una fiesta- le sonrio algo coqueta algo que hasta ella misma se sorprendió ya que nunca se habia comportado asi delante del castaño y al parecer hasta el mismo se extraño ya que su ceja se arqueo un poco más

-Tampoco deberías tomar- comento mientras tenia intenciones de quitarle su propio vaso

-Ni se te ocurra, vine contigo; no me escape- alejo la bebida del alcance del hombre- si tu quieres ser un aguado adelante; yo me voy a divertir- y sin más de una forma extraña dentro de ella pensaba que tenía que demostrarle a Seyer que no se iba a dejar pisotear por él. Entonces tomo su bebida y de un solo trago largo se lo acabo- nos vemos

Se alejo de Seyer; sin importarle si le iba a seguir o no; solo quería alejarse y divertirse; desde ese día que se vio a si misma inspeccionando al castaño había estado demasiado tensa a su lado y no fuer que admitió que se sentía un poco atraída por el que pudo relajarse pero ahora sentía que esa revelación a si misma empezaba a caducar, la tensión y nervios estaban volviendo a surgir, y eso no le agradaba.

Se acerco a unas amigas que hacia tiempo que no veía al no poder encontrar a las demás; empezaron a platicar de cualquier cosa y ponerse al corriente de los cotorreos de la ultima semana; ahí noto que su propio encierro físico y mental por culpa de Seyer le habían provocado que se alejara del mundo exterior.

-Oye ¿sabes quien es él?- una de las chicas; una mestiza con sangre mulata en sus venas de poca belleza pero mucho misterio señalo con la cabeza a alguna parte detrás de ella.

Curiosa volteo a ver a quien se refería, que sorpresa al encontrarse que estaban señalando a Seyer quien se encontraba un poco apartado y como siempre recargado en una pared con una mano en el bolsillo y la otra ¡oh, que cornudo el chico!, un vado de cerveza.
Desde ahí no pudo evitar pensar que este parecía un chico típico que vino a la fiesta, no daba la vista de ser un guardaespaldas “encubierto” cuidando a una adolescente con trastornos de elocuencia.

-No; no lo conozco- aun estaba algo molesta por la forma en que el chico casi le priva de tener un buen tiempo para ella

-Pues ha de ser nuevo; no lo habia visto antes- comento la misma chica ahora con una mirada de depredadora que habia encontrado a su victima de cena esa noche- maldita- los ojos negros se llenaron de una molestia enorme.

Volteando otra vez se encontró con una escena que le molesto muchísimo más. Una chica que identifico como una de sus futuras superiores en la universidad habia sido lo bastante osada para acercarse y tratar de hacerle platica al castaño.
Pero ella conocía a Seyer sabía que no lo iba a lograr, el chico apenas era accesible para contestar entre monosílabos. Sorpresa; la suerte no estaba en su camino esa noche; pensaba que Seyer que iba a darle un desplante a la morena resulto ahora los dos se encontraban en una conversación por lo que se veía amena ya que ambos llevaban una sonrisa – en Seyer un intento de sonrisa- en el rostro.

-¡Oye cuidado!- la voz de una de sus amigas le saco de sus pensamientos asesinos hacia ambos y volteo a ver el por que del grito.

Asombrada vio como su mano se cerraba de manera fuerte alrededor del vaso de plástico con cerveza deshaciendo su forma original y por constancia el liquido había botado fuera y salpicado un poco la ropa de diseñador de las chicas.

-Lo siento- se disculpo dejando el vaso a un lado aun sintiendo esa presión y molestia dentro de ella.

Miro alrededor encontrándose con el anfitrión de la fiesta en una esquina recargado en un marco con un amigo, la mirada de ambos se encontraron; el le mando una sonrisa con segundas intenciones en forma de saludo y una voz dentro de ella le susurro que debería de ir.
Obedeció sin pensarlo; y saludo con claras intenciones de coqueteo al chico el cual dejo a su amigo a un lado al ver que era correspondido en sus acciones.

Estuvieron platicando por algunos minutos; ella sonriéndole en todo el tiempo y más cerca de lo normal además de que el chico estaba ligeramente inclinado hacia ella cortando aun más el espacio. Por un momento vio de reojo hacia la esquina donde se encontraba Seyer topándose con su mirada que le veía de una forma extraña. Hubo un instante que el mundo se detuvo donde solo la miradas de los dos importaban, ó eso era lo que ella creía.
Una sensación de culpabilidad le inundo; pensando que lo que estaba haciendo era malo; que ella debería ir hacia Seyer y quedarse a su lado. Pero todo se fue al caño al sentir la magia de sus miradas romperse ya que la chica morena se acerco de nuevo al castaño pasándole un vaso de cerveza.

La molestia creció de manera rápida y cuando se dio cuenta se vio a su misma jalando de la camisa del chico frente a ella y susurrarle en su oído de manera provocador que la sacara a bailar y sus ordenes fueron cumplidas en el instante. El chico la guio hasta en medio de la improvisada pista de baile y en segundos ambos estaban moviéndose al ritmo de la música.

No sabía ya cuanto alcohol estaba en sus venas; sabia que no estaba borracha; aun sentía como sus sentidos estaban alerta a todo; asi que se permitió cerrar los ojos y disfrutar del ritmo queriéndose olvidar de todo, principalmente de Seyer.
Y asi fue; por unos segundos olvido por completo todo; solo se daba el lujo de moverse ni siquiera notaba la cercanía que cada vez se hacía más peligrosa ni la mirada picara que el chico tenia.

No fue hasta que sintió una mano aferrarse a su brazo y un jalon fuerte que casi provoco que se cayera que abrió los ojos. Se vio a si misma caminando entre la gente siendo guiada por una mano fuerte y posesiva. Alzo la vista encontrándose con la espalda de Seyer quien le dirigía hacia la parte de atrás de la casa.
Por un momento no reacciono hasta que llegaron al jardín trasero.

-Suéltame- jalo su brazo con fuerza liberándose del agarre del hombre y este se detuvo- ¿Por qué me sacaste? Si no te diste cuenta estaba divirtiéndome- le reclamo llena de furia.

-Claro- volteo a verla con una sonrisa sarcástica en su rostro- como una cualquiera- comento acusándole algo que hizo que se sintiera como la peor de las mujeres. Sintió que algo dentro de ella se había roto en el momento en que Seyer le había considerado así; una cualquiera. No sabia si era por el enojo o por la tristeza la que le empujo a acercarse y plantarle una bofetada con la mayor fuerza que pudo que hizo que hasta ella misma exclamara un poco de dolor.

-¡No tienes ningun derecho a llamarme asi!- no le importaba alzar la voz; sabia que aun asi nadie la escucharía la música era demasiado fuerte para que alguien los escuchara- tú no eres nadie; solo mi estúpido guardaespaldas- no medía sus palabras y solamente los sacaba como le venían en la cabeza.

Dio media vuelta para poder regresar a la fiesta cuando de nuevo sintió que el chico le tomaba del brazo para impedir que entrara a la casa.

-¡Déjame!- le grito forzando a que el chico le soltase

-No- le sentencio jalando de ella caminando hacia fuera de los territorios de ese lugar; era claro que la fuerza de ambos era totalmente distinta aun así manipulo lo suficiente el agarre para lograr zafarse- por tu bien ya no entraras ahí

-¡Deja de fingir que te preocupas!- le grito finalmente- ¿Qué te importa lo que me pase ahí? Solo tienes que protegerme del peligro; lo que me pase dentro de esa fiesta no debe importarte; por que va a ser por mi voluntad- ni siquiera sabia en si que es lo que iba a pasar pero solo quería liberarse de la presencia de ese hombre que estaba colocando su vida de cabeza

-Estas borracha…

-¡No lo estoy!- se alejo de él antes de que este pudiera volver a cogerla- estoy bastante lucida para saber y decirte que ya no es necesario que actúes como si te importara; puedes esperarme en el coche si quieres pero yo regresare- dio media vuelta con intenciones por fin de regresar y tal vez ahora si llenarse de alcohol pero fue tomada por sorpresa cuando sintió de nuevo el jalón en su brazo; al parecer esa noche iba a terminar dislocándoselo- ya te di…

Había volteada para gritarle lo ultimo que iba a ser en esa noche pero no logro terminar una oración cuando se encontró con esa mirada intensa del chico que le hizo sentir hormigueos en todo su ser- tu no sabes lo que me importas- le susurro antes de juntar los labios de ambos en un beso.

Abrió los ojos asombrada por la osadía del chico, sentir los labios cálidos y húmedos era lo ultimo que había pensado que pasaría esa noche y ahora tenerlos sobre los suyos le hicieron pensar que nunca quería que se separaran. Lentamente cerró sus ojos y se dejo guiar por el ritmo lento y apasionado que Seyer estaba marcando. Y en medio de música tecno, bebidas y adolescente con poca inteligencia al estar inundados de alcohol. Un beso prohibido se llevo a cabo.

Por que ella era el trabajo de él, ella era la heredera de una fortuna y él era simplemente un guardaespaldas; un trabajador de su padre que tenía que protegerla de todo hasta de él mismo.



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